miércoles, 21 de agosto de 2013

Christian Dior,en la Plaza Roja de Moscú .

Cuando Christian Dior desplegó la exquisitez de su aguja por los escasos y austeros armarios femeninos posteriores a la Segunda Guerra Mundial poco sospechaba que la Plaza Roja de Moscú se rendiría, en 1959, a los encantos del estilo renovador del “New Look“, del que fue precursor.
Ese “nuevo estilo”, popularizado por Dior en 1947, se inspiraba en una mujer más femenina y coqueta, de elegancia clásica y comedida; esa nueva moda de hombreras redondeadas, faldas amplias y camisas ceñidas se personificó, a las puertas de los años 60, en la musa de Dior Kouka Denis, una mujer frágil, de cintura de avispa y sonrisa inocente que protagonizó el desfile “Ailes des Soviets“.



Las fotografías en blanco y negro muestran a la musa Kouka Denis en 1959, con la catedral de San Basilio como telón de fondo.
54 años más tarde, durante la segunda ocasión en la que Dior dejó su huella en Moscú, se apreció parte de ese cambio a través de una propuesta juguetona rendida a la modernidad poliédrica que valida casi cualquier combinación de formas y tejidos.



Prueba de ello es el contraste entre algunas de las fotografías que muestran a la grácil Kouka danzando con la catedral de San Basilio como telón de fondo o posando con las “matrioskas“, las típicas muñecas rusas, y las instantáneas de las actuales top model que, en 2013, colmaron la Plaza Roja de un aspecto distinto.



La nostalgia que transmiten las instantáneas en blanco y negro de 1959 se aleja en el tiempo y en el imaginario colectivo del “glamour” que destilan hoy los tacones y la pose más profesional de las jovencísimas modelos que, como Natalia Vodianova, representan la nueva generación de chicas Dior.



Los colores negros, azules y blancos que reinaron aquella primera vez en la Plaza Roja se ampliaron casi medio siglo después a una paleta más atrevida, donde estas tonalidades clásicas convivieron con chillones amarillo, verde y rojo, en un colorista diálogo con los minaretes de la catedral de San Basilio, testigo de vivencias y modas pasajeras y perennes.



Lujo y exclusividad,siempre Dior.

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